Uno de los países que más intereses ha levantado en mí desde un punto de vista periodístico, pero sobre todo desde un punto social, es China. Si bien se nos hace un país tan lejano, con costumbres tan diferentes a las nuestras, la realidad es que, metafóricamente, lo tenemos al lado. La cantidad de productos que adquirimos fabricados en China sobrepasan los que a priori somos capaces de imaginar. Sin ir mucho más lejos, dudo que la procedencia del dispositivo desde el que lees esto no sea del país asiático: según el diario de tirada nacional El País, tres de cada cuatro móviles se fabrican en China.

Pensar en China es pensar a lo grande, es abrirle la puerta a la curiosidad y potenciarla de buena forma. Es tratar de imaginar un país enorme, con muchos millones de habitantes y una extensión de terreno equivalente a diecinueve veces España. Se me ocurre pensar en su historia, en su gobierno y política, en su organización territorial, geografía, economía, infraestructura, demografía, cultura…estar inmerso en un país significa conocer un poco de cada uno de esos puntos. Pero más allá de eso, si hay un punto que pienso que es verdaderamente importante poner a estudio, es su gobierno y política. A esto le sumaremos la economía para exponer la realidad: ¿es China un país comunista, capitalista o ambas?
Contexto Histórico
En 1927, China era una república gobernada por un partido liberal que se llamaba Kuomintang. Tras la Segunda Guerra Mundial, los comunistas terminan haciéndose con el gobierno. En 1949, Mao Tse Tung se convierte en el primer presidente de la República Popular China, y exilia a todos los partidarios de Kuomintang a una isla muy pequeña que es lo que hoy conocemos como Taiwán. En sus primeros diez años de mandato, Mao intentó industrializar el país con el dinero que le llegaba de la Unión Soviética. Tras la muerte de Stalin, las relaciones entre China y la Unión Soviética se enfriaron bastante. Así que, a finales de los años cincuenta, el gobierno chino se encuentra con que no hay dinero, y es por eso que Mao decidió sacar una gran campaña política, a la que llamó: “el gran salto adelante”.
En cuatro años colectivizó todas las propiedades que había en China, incluyendo viviendas y todas las granjas de los campesinos. Las granjas pasaron a ser comunas autogestionadas con unos objetivos de producción marcados por el estado. Concretamente el objetivo de Mao consistía en quintuplicar la producción agrícola de China en solo unos años. Y por supuesto, quien se opusiera a todas estas medidas o no consiguiera alcanzar los objetivos de producción, corría el riesgo de ir a la cárcel o de que le condenaran a muerte por contrarrevolucionario. Por eso los campesinos chinos se vieron obligados a duplicar o incluso triplicar sus jornadas laborales. Pero no solo eso, para poder industrializar el país, Mao necesitaba acero, y como ya no se lo vendían de la Unión Soviética, ordenó que todas las granjas tuvieran su propio horno casero de fundición. De esta forma, los agricultores no solo tenían que labrar la tierra, sino que también tenían que buscar distintos objetos de metal para poder fundirlos. Y como en este caso también había unos objetivos de producción impuestos desde Pekín, en muchos casos tenían que fundir sus propios aperos de labranza para poder cumplir con las metas.
El resultado, estimado, es de entre dieciocho y cuarenta y cinco millones de personas muertas. Algunos por hambre y agotamiento y otros, directamente, asesinados por el régimen. En cuanto a las cifras, incluso tirando por lo bajo, sería lo equivalente a la población actual de Chile. Tras este fracaso tan estrepitoso, a Mao le salieron muchos enemigos dentro de su propio partido. Gente que defendía una cierta apertura al mercado Internacional y una interpretación mucho más moderada del comunismo. El principal líder de este movimiento fue Deng Xaoping, autor de la famosa frase “da igual que el gato sea blanco o negro, mientras cace ratones.” Tras la muerte de Mao, Xaoping y sus partidarios, consiguen hacerse con el control del Partido Comunista Chino, en 1979. Esto sería el principio de lo que podríamos llamar, la nueva China.
La nueva China
El nuevo gobierno chino se encuentra con un país en la miseria y donde además es muy difícil hacer cualquier reforma política porque medio partido comunista está en contra de cualquier cambio. Xaoping lo que hizo fue cambiar el sistema político poco a poco. Y fue así como surgió la idea de las zonas económicas especiales, que son provincias en las que se aplica unas leyes distintas a las que se aplica en el resto del país. De esta forma, China mantiene su sistema comunista en todo el territorio menos en la provincia de Shenzhen, donde se permite que se instalen empresas privadas extranjeras y además se ofrecen condiciones fiscales muy favorables. Así es como llegan las primeras empresas privadas atraídas por los salarios bajos, y en poco tiempo la ciudad de Shenzhen pasa de ser un descampado a una gran ciudad con grandes edificios.
El éxito de estas zonas especiales fue arrollador, y en pocos años se crearon muchas más. No sólo eso, además sirvieron como modelo para que se vieran los beneficios de abrir la economía china. Gracias a estas “islas” de libre mercado, fue mucho más sencillo de convencer a los gerifaltes del Partido Comunista Chino de las ventajas de modernizar el sistema. Y por eso, en el año 2007, ocurre una cosa que podría sonar totalmente contradictoria en un país que se autodenomina comunista: China aprueba la ley que protege la propiedad privada. Esto no significó que los gobernantes quisieran convertir su país en una democracia occidental, de hecho, en los años ochenta, fruto de todas estas reformas económicas, muchos estudiantes se reunieron en la plaza de Tiananmén, en Pekín, para exigir al gobierno que de igual forma que había abierto la economía, también podría abrirse en otros aspectos como derechos políticos, civiles y etcétera. La respuesta fue una brutal represión por parte de Deng Xaoping. Esto nos hace pensar que el sistema político chino combina el libre mercado con una dictadura, pero no es así.
Sistema político chino actual
Una de las claves del capitalismo de libre mercado, es que casi todo el peso de la economía cae sobre los hombros de las empresas privadas. Pues, en China, doce de las empresas más grandes son propiedad del gobierno. Y esto incluye a los principales bancos del país y a empresas de tecnología y electrodomésticos como, por ejemplo, “Hisense”, fabricador de televisiones y teléfonos móviles. De hecho, la economía china está tan hiper regulada que solamente se pueden crear esas empresas que aprueba el gobierno. Es decir, en cualquier país capitalista, puedes montar cualquier tipo de empresa siempre y cuando esté dentro de la ley. En China, el estado puede negarte un permiso solamente porque no quiere que le hagas la competencia a una de sus empresas estatales.
Casi todas esas empresas estadounidenses o europeas que se establecen en China están obligadas a asociarse o con una empresa local o con el propio gobierno, es decir, que se trata de un sistema económico mixto, que combina algunos elementos del capitalismo, siempre y cuando encajen con la estrategia a largo plazo del Partido Comunista Chino. Partido comunista que no tiene ningún problema en aprovechar las herramientas que ofrecen los mercados financieros. Por ejemplo, el propio gobierno chino tiene su propio fondo de inversiones y compra bonos de deuda de estados extranjeros, pero también acciones de empresas.
Este sistema político es a menudo llamado “capitalismo de estado”, otros dicen que es una dictadura tecnocrática o un sistema económico mixto. Lo cierto es que no es ni comunista del todo ni tampoco capitalista.
Opinión
Mi opinión, tras exponer la situación actual en China, se refiere básicamente a realizarme la siguiente pregunta: ¿podrá algún día China llegar a reconocer derechos políticos y sociales a sus ciudadanos? Siempre he tenido el pensamiento de que nosotros, como extranjeros que exportamos y compramos productos del país asiático, no somos conscientes del régimen que sacude las calles pekinesas o de cualquier ciudad china. Si bien es cierto que no podríamos hablar de la China que hoy conocemos sin el Partido Comunista Chino, creo que ha llegado el momento de que estos den un paso atrás y se comience a exhibir una serie de libertades con las medidas civiles y políticas que cada uno de sus ciudadanos merecen. Sin ir muy lejos, me aferro a la actual crisis del coronavirus, originada en Wuhan. El régimen comunista no solo elimina cualquier libertad de prensa, derecho básico en cualquier país democrático, sino que además inventa cualquiera de las cifras que salen de Pekín al resto del mundo. Fiarse del Partido Comunista Chino es como fiarse de nadie. Preocupa saber en ese caso que en China no existe un profundo deseo de transformación política. Claro que, la mayoría, no saben lo que es vivir en un país democrático y todas las ventajas que este permite.
9 Comments
Roberto Rodríguez
Muy buen artículo de opinión, sobre un país que nos presenta una cara amable hacia fuera de sus fronteras, pero una cara menos amable, para sus habitantes. Y una vulneración del gobierno comunista a los derechos humanos.
Julio César Ruiz Aguilar
Gracias, Roberto.
La situación que se vive en China pocas personas fuera de sus fronteras la conoce. Un comunismo moderno que parece que permanecerá por mucho tiempo.
Un abrazo.
Ernesto
Hola, Julio. Muy interesante el enfoque histórico. Está clarísimo que China por definición no es comunismo, es el mejor ejemplo del capitalismo más bestia: deslocalización de empresas de países capitalistas a tope; competencia bestial de precios en base a la oferta y la demanda y hasta tienen una región que durante muchas décadas estuvo bajo el paraguas de UK. No, no es comunista ni a palos. Pero es que el comunismo tampoco es real en estos tiempos ¿Vietnam es comunista? ¿Laos? ¿Cuba? ¿Corea del Norte? y ya, ¿no?
Es otro tema el de los DDHH y todo lo relacionado con la libertad de expresión pero incluso en los países que no lo son, hay cámaras por todos lados y todo bajo el lema: “es por tu seguridad”.
El comunismo ya no es de estos tiempos y para muestra tienes a todo el sistema político actual del resto de países. Aunque está bueno echarle la culpa a un sistema que en sus bases no tiene nada malo pero que se ha quedado en el tiempo.
Abrazo.
Julio César Ruiz Aguilar
Gracias por tu comentario, Ernesto.
Está claro que, al menos a términos económicos, China no es un país comunista. Es cierto lo que dices, se trata de un capitalismo a grandes escalas. La situación política y económica en China, así como su contexto histórico, da para mucho más que un artículo, por lo que he tenido que recortar y resumir mucho. Pero hay mucho más de lo que hablar, como la situación de Hong Kong que mencionas.
La cuestión de los DDHH y la libertad de expresión, es digno de un debate de ética o filosofía, estoy de acuerdo. Va mucho más allá. Pero en este caso y a diferencia de China, mis vecinos no trabajan gratuitamente para vigilarme por orden de un régimen.
En cuanto a lo de que el comunismo no existe en estos tiempos, creo que estaremos de acuerdo en que hay países que no llegan ni de lejos a asemejarse a una democracia occidental. Si comparto, en ese sentido, tu punto de que el comunismo teórico no existe actualmente. Pero no existe porque no es posible, hay que renovarse para vivir. Y la mayoría se han renovado en estados socialistas.
Agradezco nuevamente tu comentario, para mí es todo un placer. Nos leemos.
Un abrazo.
Brenda Lei
Sorprendente tan buen artículo sobre China. Muy interesante, hay muchas personas como bien dices, que no conocen la situación real más allá de las fronteras. Un país comunista que aprovecha las bondades del capitalismo. Contando con empresas cada vez más importantes, y grandes fortunas. Saludos!
Darío Santaelena
Realmente hay un confusionismo monumental sobre lo que pasa en China. Lo que si tenemos claro es que viven bajo un régimen de dictadura y se mire por donde se mire en plano económico… China esta ganando la batalla contra occidente y va a producirse un desequilibrio internacional demasiado importante como para ovbiarlo.
Julio César Ruiz Aguilar
Gracias por comentar, Darío.
No cabe duda en que China es un país muy misterioso en cuanto a sistema político se refiere. Es una dictadura, no puede negarse, aunque traten de enmascararla en el sentido democrático. Pero, en el sentido económico, están haciendo lo nunca visto. Y parece funcionar, sin duda son dueños de un buen trozo del pastel de la economía mundial.
Un abrazo.
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Adriana Ochoa
Si el periodismo es todavía una fuerza ciega, la culpa definitivamente no es tuya.
Información interesante, estructura con sentido, insight bien pensando.
A veces conviene recordar una frasecilla célebre de Joseph Stalin (para bien o para mal): “Los periodistas no tienen que dar las noticias, sino educar a las masas”. Buen trabajo 😉