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Corea del Norte, el país más recóndito

Hace poco más de un mes, me trasladaba de manera metafórica hasta Asia para exponer la situación política, social y económica que se vive en China. Si bien es cierto que el gigante asiático se hace muy apetecible, hay un país que suma mayor misterio a un sistema político atípico. El enigma nace principalmente de la poca información que disponemos sobre lo que pasa dentro de sus fronteras. Hablo de Corea del Norte, uno de los sitios más aislados del mundo, con severas restricciones en la entrada o salida del país. Poco sabe el ciudadano promedio acerca de este país más allá de que se sitúa al norte de Corea del Sur. ¿Qué sabemos realmente acerca de su sistema político? ¿Es un país verdaderamente democrático como se autodenomina? ¿Son libres sus ciudadanos?

Militares desfilan en la plaza Kim Il Sung, en Pyongyang.
Militares en un desfile en la plaza Kim Il Sung, Pyongyang.

Hablar de Corea del Norte no es nada fácil. Es un país con las puertas cerradas al resto del mundo, donde realmente no podemos saber que sucesos ocurren dentro de sus fronteras. Siempre serán una incógnita, nadie tiene la posibilidad de descubrirlo. La prensa es controlada por el Estado y la ideología Juche, que consiste en no depender de los demás, es la oficial del gobierno. En los últimos años, su programa nuclear ha desatado controversia entre los estados democráticos, particularmente Estados Unidos. Pero, lejos de nombrar las armas, pocos medios se han dedicado a exponer la realidad detrás del régimen.

Contexto Histórico

Si no mirásemos años atrás no sabríamos cómo hemos llegado al día de hoy. La ocupación japonesa de Corea terminó con el fin de la Segunda Guerra Mundial en 1945. Corea fue entonces dividida en dos partes por el paralelo 38. La Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) tomó el control de la parte Norte, y el ejército de los Estados Unidos de la parte Sur. Esto condujo a que en 1948 se establecieran dos gobiernos independientes en el Norte y en el Sur.

Cada uno reclamaba su soberanía sobre la totalidad de Corea. Las crecientes tensiones entre los gobiernos del Norte y del Sur desembocaron en la Guerra de Corea cuando el 25 de junio de 1950. El ejército de Corea del Norte cruzó el paralelo 38 (que actuaba de frontera) y atacó. La guerra continuó hasta el 27 de julio de 1953, cuando la ONU, la República Popular China y Corea del Norte firmaron el armisticio. Una zona desmilitarizada—que se encuentra realmente llena de militares—fue establecida para separar a los dos países.

Corea del Norte fue dirigida desde 1948 por Kim Il Sung hasta su muerte el 8 de julio de 1994. Después, nombran Secretario General del Partido de los Trabajadores Coreanos a su hijo Kim Jong-il. En 1998, lo nombran presidente de la Comisión Nacional de Defensa y declaran su posición como “el cargo más alto del estado”. Durante el mandato de Kim Jong-il a finales de los años 1990, la economía del país descendió y la escasez de comida se hizo evidente. Según algunas organizaciones, un gran número de personas murieron como consecuencia de la hambruna, intensificada por un colapso en el sistema de distribución de comida.

Kim Il Sung, considerado “eterno presidente” y abuelo del actual.

Política interior

Corea del Norte es un régimen totalitario dinástico de corte formalmente estalinista. Tras el fallecimiento de Kim Jong-il en 2011 y la sucesión del más joven de sus tres hijos, Kim Jong-un, comenzó la era política actual. Al principio de su mandato, Kim manifestó su voluntad de continuar con la filosofía política “Juche”. Ésta es, desde mi punto de vista, una representación de comunismo moderno, heredado a su vez de la antigua Unión Soviética. Y “Songun” (prioridad al desarrollo militar).

Esto implicaba mantener la doble vía de desarrollo económico, a partir del impulso del sector agrícola y la promoción de zonas económicas especiales. El desarrollo del programa nuclear quedó plasmado en la actual Constitución norcoreana, lo que agravó el aislamiento internacional del régimen. El interés prioritario del gobierno de la RPDC es la supervivencia de la dinastía Kim frente a las amenazas externas e internas. El régimen considera que el único mecanismo eficaz para garantizar ese interés prioritario es el desarrollo de un programa nuclear y balístico propio. A ese objetivo se ha supeditado históricamente el bienestar de la población de la RPDC.

Hay que destacar que, tras la sucesión dinástica, Kim Jong-un emprendió un proceso de consolidación de su poder que le llevó a realizar purgas en el ejército y en el partido con el fin de acabar con cualquier atisbo de disidencia. Entre las víctimas de estas purgas se cuentan su hasta entonces tío—que trabajaba en el gobierno—Jang Song-thaek, ejecutado en 2013, y su hermanastro, Kim Jong-nam, asesinado con agente nervioso VX en el aeropuerto de Kuala Lumpur y cuyo asesinato puede encontrarse en internet en forma de vídeo.  El resultado final de esas purgas fue que Kim Jong-un se aseguró el control de todos los resortes del poder, por encima de varios cadáveres, claro. Un dictador no conoce otra forma de llegar al poder.

Kim Jong-un, presidente actual.

Política económica

La política económica bajo el mandato de Kim Jong-un ha sido contradictoria. Por un lado, se han realizado diversos gestos dirigidos a una cierta apertura económica (tolerancia de mercados privados, medidas de reforma del sector agrícola, cierta tolerancia a inversiones privadas, etc) y a la captación de mayor inversión exterior, pero por otro se mantiene el férreo control del Estado sobre la industria y las principales actividades económicas, el racionamiento de productos de consumo básico y la prioridad a la financiación militar y nuclear.

Las más que tímidas reformas económicas emprendidas en los últimos años no han producido ningún resultado significativo más allá de una proliferación de mercados “tolerados” de distribución de productos agrícolas, de negocios privados —al menos en Pyongyang—, construcción de infraestructuras de transporte y ocio, o en la introducción de nuevos servicios (como los de telefonía móvil, en los que en la actualidad se estiman unos 3,6 millones de suscriptores). Aún así, debo mencionar que la red móvil es solo nacional y que no existe Internet, pues está censurado por el gobierno. Aunque la mejora en las condiciones de vida es palpable en Pyongyang, el resto del país sufre todavía graves carencias.

La economía norcoreana permanece prácticamente aislada de la economía global. El comercio internacional y las inversiones son controlados estrictamente por el Gobierno. El régimen internacional de sanciones ha restringido aún más ambos flujos, y solo se permite un acceso muy limitado a la participación extranjera a través de las zonas económicas especiales. Se estima que en 2017 más del 90% de sus intercambios comerciales se produjeron con China y en muy inferior medida con Rusia, países que han mantenido, además, hasta su inclusión en el régimen de sanciones, un importante contingente de trabajadores norcoreanos, que enviaban a Corea del Norte remesas de divisas considerables para financiar el programa nuclear y balístico.

Armamento militar del ejército norcoreano.

Violación de los Derechos Humanos

El Informe de la Comisión de Investigación de NNUU sobre Derechos Humanos en la RPDC regularmente denuncia la existencia de violaciones masivas, sistemáticas y graves, algunas constitutivas de crímenes contra la humanidad. En diciembre de 2018, por decimocuarto año consecutivo, la AGNU aprobó por consenso una resolución condenatoria a la RPDC por sus violaciones generalizadas de los derechos humanos. Las autoridades norcoreanas no cooperan generalmente con los mecanismos internacionales de protección de los derechos humanos. La falta de transparencia en este país que mencionaba es, patentemente, una de las cosas que no nos dejan saber con claridad qué hace el propio gobierno dentro de sus límites fronterizos.

Nadie duda de que quién no esté de acuerdo con los ideales del gobierno acaba muriendo en extrañas circunstancias, como viene siendo siempre en un régimen totalitario. Asimismo, se conoce la existencia de varios campos de concentración en el estado, como el “Campo 22”. El nombre oficial es Kwan-li-so (colonia de trabajo de penal) núm.22. La prisión es un área de máxima seguridad, completamente aislada del mundo exterior. Los prisioneros y sus familias están detenidos en un periodo de por vida. En campos de esta índole se tortura, se experimenta con personas hasta su propia muerte o, directamente, se asesina. Por no hablar de que las condiciones son ásperas y peligrosas para la vida­. Como dato mencionaré que, según Ahn Myong-chol, un exguardia, la única carne en las dietas de los prisioneros es de ratas, serpientes o ranas que logran atrapar.

Torre del campo de concentración de Yodok.

Turismo poco turístico

Por último, mencionaré esa posibilidad “turística” que ha abierto el régimen en los últimos años. Ese entrecomillado se debe a que realmente no es más que turismo propagandístico, potenciando eso de que Corea del Norte es un país misterioso. Hay paquetes que permiten viajar desde China hasta Pyongyang, la capital. Estos viajes son estrictamente programados, siempre estarás acompañado por guías turísticos proporcionados por el régimen. Siempre es siempre, no se te permite salir del hotel por tu cuenta ni visitar ni acudir a ningún lado que esté fuera de la programación.

Aunque sí es posible hacer fotografías y vídeos, estos también están controlados. No puedes ir a tus anchas. Ten presente que al final del viaje, antes de abandonar el país, las fotografías en la cámara de cada turista serán revisadas, incluso pueden ser borradas si las autoridades consideran que vulneran la seguridad del país. Si eres periodista o deseas serlo, como son muchos de mis lectores, debes saber —si llegados a este punto no lo sabes—, que los periodistas no son bien recibidos en Corea del Norte. Está prohibida su entrada. De esta forma se borran de mi mente las ganas de ver con mis propios ojos las calles de este país recóndito. Más que nada por evitar pasar el resto de mi vida en una prisión norcoreana.

Cabe destacar en este apartado la historia de Otto Warmbier, un joven americano que fue detenido en Corea del Norte tras guardarse un cartel propagandístico del rellano del hotel donde se alojaba. Estuvo en prisión durante diecisiete meses, hasta que un acuerdo entre Estados Unidos y el país coreano le hizo volver a casa, pero en estado de coma. Se menciona que su estado físico se debía a las torturas que recibía en prisión. Acabó muriendo a la semana de volver al país americano en un hospital de Cincinnati, Ohio.

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Otto Warmbier como turista en Corea del Norte.

Opinión

La cuestión por plantear en este caso es, sin duda, si durará mucho más tiempo el régimen totalitario en Corea. Desde mi punto de vista, para que el régimen continúe en pie sin pasar muchos problemas, deben hacerse algunas reformas, como abrir la política exterior. Pero también tengo claro que el régimen no se hundirá por el pueblo: los ciudadanos no saben lo que es una democracia, viven hipnotizados por la figura del líder al qué defenderían hasta la muerte. Ahí radica, desde mi punto de vista meramente subjetivo, el real problema de este tipo de regímenes: el pueblo no se da cuenta de que están siendo privados de sus derechos humanos ni de su libertad, creen vivir en el paraíso y creen que somos nosotros, los occidentales demócratas, los enemigos.

Para exponer en su totalidad la política interior, política exterior y política económica de Corea del Norte, harían falta muchos otros artículos como éste. Por ello, si he dado pie a generar en ti un sentimiento de curiosidad, te ofrezco una serie de enlaces a material audiovisual que te harán aprender de una forma mas intuitiva.

3 Comments

  • Brenda Lei

    El gobierno norcoreano ejerce demasiado control sobre muchos aspectos de la cultura. Es uno de los sitios más aislados del mundo, con severas restricciones y una dictadura totalitaria! Desde luego que un país con tal aislamiento y tan elevado grado de control, no visitaría nunca.
    Buen artículo.

  • Jose_94

    Que mal, que tristeza, que decepción. Todo el artículo solo son bulos sobre Corea del Norte, ninguna verdad sobre el país. Fui embajador hace años en aquel país y ya te digo que todo lo que has escrito es mentira.

    No voy a dejar de seguirte porque un error lo tiene todo el mundo, pero sería de agradecer que al menos rectificaras.

    Un cordial saludo.

    • Julio César Ruiz Aguilar

      Hola, Jose. Antes que nada, muchas gracias por comentar.

      Me gustaría por favor que, si es tan amable, me hablara acerca de esos bulos que menciona que difundo. Todo será bienvenido con hechos respaldantes y no con difamaciones.

      Permítame, además, que mi curiosidad aumente al comentar usted que ha sido embajador hace años en aquel país. No tengo constancia de ninguna embajada en el país norcoreano. Por ello y lo anteriormente citado, le invito amablemente a escribir un correo electrónico a contacto@julioruizaguilar.es, en él podrá ilustrarme cuáles son los bulos que menciona. Además, le adelanto que desde mi perspectiva será un autentico placer mantener una conversación con su persona, así podremos hablar de su pasado como embajador.

      Reciba igualmente un cordial saludo, quedo a la espera de su mensaje.

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